lunes, 28 de diciembre de 2009

sábado, 26 de diciembre de 2009

Acurrucado en la sombra,
Que el trópico le ofrece,
Reposa el conquistador,
De la lucha que merece,

Con su caballo andaluz,
Con su intrépido lebrel,
Director de la hueste,
De hispánica sed,

Hueste vasca y extremeña,
Andaluza, leonesa, castellana,
Y alguno hay que también porta,
Su barretina catalana,

También va algún negrito,
Fuerte como un roble,
Hueste de espíritu hidalgo,
Heroísmo de coraje noble,

Morrión, espada y arcabuz,
Con las picas de Flandes,
De la Florida a Nuevo México,
Antillas, Amazonas, Andes,

Arrullan las ágiles armas,
Del pendón católico y real,
Nuevo Mundo de las Indias,
Frontera de caballería medieval,

La gran cruz de Santiago,
Guía al jefe conquistador,
Parecen sus enmarañadas barbas,
Motivo de fuerza de Sansón,

El fraile, capitán espiritual,
Dale su bendición evangélica,
Exhortando al apostolado,
En la española América,

Descansa, bravo guerrero,
Reposa para retomar fuerzas,
Sangre de Hispania fecunda,
Ideal vivo de entereza,

Conquistador español,
Cristocéntrica historia,
Tu fe es para Dios,
Tus andares para la gloria.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Una de las más importantes victorias del Polisario

Marruecos perdió un batallón y cuatrocientas toneladas de armamento en la batalla de Mahbes
Una de las más importantes victorias del Polisario
MANUEL OSTOS - Argel - 28/10/1979


A las seis de la mañana del domingo 14 de octubre, los 1.200 hombres que integran el XIV batallón RIM de infantería de las Fuerzas Armadas marroquíes, estacionados en Mahbes desde hace cuatro años, son sacudidos en su sueño, o en el interior de las trincheras, por una nutrida salva de disparos de diversos calibres. Con su proverbial conocimiento del terreno, el Polisario, ha logrado aproximar sus Land Rover a tiro de fusil. Los defensores de la primera línea caerán segados en pocos minutos.


sus cuerpos, acribillados, algunos en avanzado estado de descomposición, yacen todavía sobre el mismo lugar en que cayeron, nueve días más tarde. Un pequeño grupo de periodistas, integrado por los corresponsales de la prensa occidental acreditados en la, capital argelina, ha podido pasearse por espacio de varias horas por la localidad devastada, de la que únicamente emerge, casi intacto, el antiguo fortín del Tercio. En ese lugar trataron de refugiarse los efectivos del batallón marroquí que vieron obstaculizada su huida. Los combatientes saharauis limpiarán por completo todas las líneas de defensa en seis horas; cuatro horas más bastarán para terminar con toda resistencia en el perímetro de Mahbes. La jornada del día 15 será dedicada a rastrear las inmediaciones en búsqueda de quienes lograron escaparse. Algunos militares marroquíes llegarán a caminar por el desierto cerca de setenta kilómetros antes de ser capturados, y es de suponer que varios de ellos conseguirán ponerse a salvo en la guarnición de Zag.
Mahbes es una localidad de muerte y desolación cuando la visitamos. La reducida escolta que nos acompaña -media docena de saharauis, armados únicamente de fusiles automáticos Kalasnikov- descubre el inusitado desdén que manifiesta el Polisario ante la eventualidad de un intento marroquí por reocupar la plaza. Esa hipótesis parece ser descartada por el Frente, el cual, de todas maneras controla férreamente todas las Inmediaciones y, si bien es cierto, que ha preferido no instalarse en la propia localidad, ello obedece sobre todo a que, si así lo hiciera, constituiría un blanco demasiado fácil para los aviones F-5 y Mirage F-1 marroquíes, que han venido, regularmente, a bombardear el lugar.
Hemos contado, personalmente, 132 cadáveres marroquíes; más de la mitad de los mismos yacen apelotonados al fondo de las trincheras; otros están desparramados por toda la localidad. Entre la última línea de defensa y el centro de Mahbes nos tropezaremos con más de una docena de muertos: hombres cuyos rasgos, cuando todavía pueden ser reconocidos, denotan la juventud que poseían y que fue truncada en cuestión de minutos. El espectáculo es insostenible, y el hedor que emana de los cuerpos, espantoso. Uno de los periodistas no podrá evitar verse preso de profundas arcadas, que lo llevan a vomitar sobre el terreno.
Los hombres del XIV batallón de Infantería Real Marroquí estaban desmoralizados. Esta es la impresión sacada del contenido de muchas notas personales que escribieron y que fueron recuperadas por el Polisario. Los periodistas hemos leído, también, cerca de un centenar de documentos, todos ellos con la indicación de secreto y muy secreto, enviados al jefe de la plaza, el coronel Mohamed Chamsseddin, por el Alto Estado Mayor, el Estado Mayor General de las FAR, el Estado Mayor Avanzado de El Aaiún y otras dependencias oficiales.

Drogas, homosexualidad y deserciones

En uno de esos documentos, fechado en Rabat y enviado por el Estado Mayor, se advierte a la guarnición del recrudecimiento del tráfico y consumo de drogas entre las fuerzas marroquíes instaladas en el Sahara occidental. Al margen del mismo hay una anotación donde se lee: «como uno de los casos más delictivos, citamos el del cabo Mohamed Bujari, quien fue descubierto mientras fotografiaba a un grupo de militares haciendo comercio de kif con algunos integrantes del 2.º RIM...». Diversas notas de servicio conciernen a las deserciones. Una de ellas, firmada en Mahbes, el 27 de marzo de 1979, por el sargento Ali Hadir, refiere la «desaparición» del soldado de segunda clase El Jonssi..., «que abandonó su puesto de guardián del depósito de municiones».
Uno de los documentos capturados por el Polisario es la copia de un mensaje, recibido en Mahbes el 17 de julio de 1979, enviado por el Estado Mayor, particularmente significativo del estado de ánimo en que se hallaba la alta oficialidad en vísperas de la cumbre africana de Monrovia. El texto dice: «Sabemos que, aprovechándose de la presencia de Su Majestad el Rey en la cumbre de la OUA, los rebeldes han decidido intensificar sus ataques a localidades que, por ser conocidas, pueden suscitar un interés internacional. Los objetivos especialmente asignados son Tan-Tan, Tarfaya, Laayun y todas las localidades al norte de Uarkziz. »
Por las descripciones hechas de las circunstancias del ataque, por el medio centenar de prisioneros marroquíes presentados con anterioridad a la visita de Mahbes, es posible deducir que el Polisario disponía de una importante concentración de fuerzas, posiblemente del orden de 2.000 a 3.000 hombres.

Un potente armamento

Pero, en cuanto al armamento, los propios prisioneros reconocen que la guarnición lo tenía de sobra y éste era superior al utilizado por los atacantes. La plaza contaba con un escuadrón de carros blindados, integrado por ocho AMX (sólo cuatro de ellos estaban en la localidad en el momento del ataque), un escuadrón de artillería pesada y un grupo especial de apoyo compuesto por baterías de cohetes tierra-tierra, de los tipos TOW, fabricados por la firma norteamericana Hughes, y SAM-9, de fabricación soviética.
El Polisario quería demostrar, al atacar y ocupar Mahbes, la ineficacia de la aviación marroquí, ya que el terreno sobre el que se encuentra la guarnición -totalmente llano- facilita la intervención eventual de la fuerza aérea. Pero ni los Mirage ni los F-5 pudieron cambiar el curso de los acontecimientos. Mahbes cayó en el espacio de un sólo día, aunque los combates esporádicos continuaron, en algunos sectores, durante más de 36 horas. El coronel Chamsseddin no se encontraba en el lugar; su adjunto, el capitán Mohamed Sakka, tras haberse convencido de que no obtendría los refuerzos que había pedido a Zag, huiría, junto a otros oficiales, en uno de los carros blindados.
Más de cuatrocientas toneladas de armamentos diversos, entre los que se encuentra, completamente intacto, un misil norteamericano TOW y su sistema completo de tiro, fue recuperado por el Polisario. Mahbes tenía para los saharauis un valor simbólico. En esta localidad no solamente radicó, antaño, un gran destacamento de las fuerzas nómadas, sino que allí se instaló el embrión de la primera administración saharaui y se constituyó el Consejo Nacional Saharaui, integrado por una mayoría de miembros de la antigua Yemaa. Las fuerzas marroquíes culminaron en Mahbes la ocupación de todo Seguiet el Hamra.
La localidad constituye un importante cerrojo del eje teórico Tinduf-Smara y su pérdida convierte a toda la zona sur del propio territorio marroquí en lugar aún más inseguro que en el pasado. Muy pocos puntos de resistencia le quedan a Marruecos en la parte norte del Sahara occidental. Con excepción del triángulo Aaiún-Bu-Craa-Smara, sólo existen guarniciones localizadas en Bojador, Guelta-Zemur y Bir-Enzaram. En cambio, todo el noreste de la zona es controlado, por el Polisario.
Los saharauis dan prueba de gran desprecio a lo que consideramos normas elementales de seguridad, pero que, en su caso, no tienen significación alguna. La guerra del Sahara ha pasado ya, con toda claridad, a una fase horizontal muy lejana de la guerra de guerrillas. Sus objetivos son el ataque y conquista de grandes guarniciones, y el número de las que le quedan a Marruecos se va reduciendo rápidamente.

lunes, 14 de diciembre de 2009

SAN JUAN DE LA CRUZ

Fue hijo de Gonzalo de Yepes y de Catalina Álvarez, tejedores de buratos y de escasos recursos económicos. El padre y el hermano pequeño, Luis, mueren cuando Juan tiene sólo tres años, por lo que la madre y los dos hijos restantes (Francisco y el propio Juan) se ven obligados por la acuciante pobreza (las penalidades pasadas hicieron de Juan un hombre de escasa corpulencia, bastante bajo de estatura, Santa Teresa de Jesús lo llamaba "mi medio fraile") a trasladarse primero a Arévalo (donde viven durante cuatro años) y en 1551 a Medina del Campo. El incremento de fortuna que les reportó el matrimonio del hermano mayor consiguió que se establecieran allí definitivamente. Juan, gracias a su condición de pobre de solemnidad, puede asistir al Colegio de los Niños de la Doctrina, privilegio que le obliga a realizar ciertas contraprestaciones, como asistir en el convento, la ayuda a Misa y a los Oficios, el acompañamiento de entierros y la práctica de pedir limosna. La mínima formación recibida en el colegio le capacitó para continuar su formación en el recién creado (1551) colegio de los jesuitas, que le dieron una sólida base en Humanidades. Como alumno externo y a tiempo parcial, debía compaginar sus estudios con un trabajo de asistencia en el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción de Medina, especializado en la curación de enfermedades venéreas contagiosas.
Así, pues, entre 1559 y 1563, estudia con los jesuitas; durante los primeros tres años, recibe la formación según la novedosa ratio studiorum, en la que el latín era la base de todo el currículum; en el cuarto año, aparte de recibir instrucción retórica, aprende a escribir en latín, a construir versos en este idioma y a traducir a Cicerón, Julio César, Virgilio, Ovidio, Marcial y Horacio. Simultáneamente, vive las nuevas corrientes del Humanismo cristiano, con estilo y comportamientos renovados en la pedagogía.
A los veintiún años, en 1563, ingresa en los Padres Carmelitas de Medina (orden de los Carmelitas) y adopta el nombre de fray Juan de Santo Matía. Tras realizar el noviciado entre 1563 y 1564 en el convento de Santa Ana, se traslada a Salamanca donde estudiará en el Colegio de San Andrés de los Cármenes entre 1564 y 1567 los tres cursos preceptivos para bachillerarse en Artes. Durante el tercer curso, fue nombrado, por sus destrezas dialécticas, prefecto de estudiantes en el colegio de San Andrés.
En 1567 regresa a Medina del Campo por unos pocos días para ser ordenado presbítero y celebrar su primera misa en presencia de su hermano, del resto de su familia y de sus amigos del convento. Allí conocerá a Teresa de Cepeda y Ahumada, futura santa Teresa de Jesús, que había llegado a la ciudad para fundar una nueva sede de su Reforma Carmelita, los llamados carmelitas descalzos. Teresa convence a Juan y lo une a su causa de reforma de su orden. Ésta, reformada, tropezó con una gran hostilidad por parte de los carmelitas calzados.
Juan regresa a Salamanca e inicia estudios de Teología durante el curso 1567-1568, pero solo termina un curso -los preceptivos hubieran sido cuatro- por lo que no obtuvo ni siquiera el grado de bachiller.
En agosto de 1568 abandona Salamanca para acompañar a Teresa en su fundación femenina de Valladolid.

El 28 de noviembre de 1568 funda en Duruelo el primer convento de Descalzos de la rama masculina del Carmelo Descalzo siguiendo la Regla Primitiva, esto es, un establecimiento que propugna el retorno a la práctica original de la Orden; en la ceremonia, cambia su nombre por el de fray Juan de la Cruz. En 1570 la fundación se trasladó a Mancera, donde Juan desempeñó el cargo de Subprior y Maestro de novicios; tras una estancia en Pastrana para poner en marcha su noviciado, se establece en 1571 en Alcalá de Henares como Rector del colegio recién fundado.
Juan se convierte en uno de los principales formadores para los nuevos adeptos a esta reforma carmelitana. En 1572 viaja, invitado por Teresa de Jesús, al Convento de la Encarnación en Ávila, en donde asumirá las tareas de Vicario y Confesor de las monjas. Permanecerá aquí hasta finales de 1577, por lo que acompañará a la madre Teresa a la fundación de diversos conventos de Descalzas, como el de Segovia.
Durante este periodo, en el seno de la Orden del Carmelo se habían agravado los conflictos jurisdiccionales entre los carmelitas calzados y descalzos, debidos a distintos enfoques espirituales de la reforma; por lo demás, el pleito se enmarcaba también en la confrontación entre el poder real y el pontificio por dominar el sector de las órdenes religiosas. Así, en 1575, el Capítulo General de los Carmelitas decidió enviar un visitador de la Orden para suprimir los conventos fundados sin licencia del General y de recluir a la madre Teresa en un convento. Finalmente, en 1580 el Carmelo Descalzo se erige en Provincia exenta y en 1588 es reconocida como Orden.
En este contexto es en el que se produce el encarcelamiento de Juan de la Cruz, quien ya en 1575 había sido detenido y encarcelado en Medina del Campo durante unos días por los frailes calzados. La noche del 3 de diciembre de 1577 Juan de la Cruz es nuevamente apresado y trasladado al convento de frailes carmelitas de Toledo, donde es obligado a comparecer ante un tribunal de frailes calzados para retractarse de la Reforma teresiana. Ante su negativa, es recluido en una prisión conventual durante ocho meses.
Durante este periodo de reclusión escribe las treinta y una primeras estrofas del Cántico espiritual (en la versión conocida como protocántico), varios romances y el poema de la fonte, y los canta en su estrecha reclusión para consolarse.
Tras concienciarse de que su liberación iba a ser difícil, planea detenidamente su fuga y entre el 16 y el 18 de mayo de 1578, con la ayuda de un carcelero, se escapa en medio de la noche y se acoge en el convento de las Madres Carmelitas Descalzas, también en Toledo. Para mayor seguridad, las monjas lo envían al Hospital de Santa Cruz, en el que estuvo mes y medio.
En 1578 se dirige a Andalucía para recuperarse completamente. Pasa por Almodóvar del Campo, cuna de los místicos San Juan de Ávila y San Juan Bautista de la Concepción, y luego llega como Vicario al convento de El Calvario en la serranía jienense. Entabla amistad con Ana de Jesús, tras algunas visitas a la fundación de Beas de Segura.
En junio de 1579 se establece en la fundación de Baeza donde permanece como Rector del Colegio Mayor hasta 1582, en que marcha para Granada tras ser nombrado Tercer Definidor y Prior de los Mártires de esa ciudad. Realiza numerosos viajes por Andalucía y Portugal, por razones del cargo. En 1588 es elegido Primer Definidor y Tercer Consiliario de la Consulta, la cual le traslada a Segovia.
Tras un nuevo enfrentamiento doctrinal en 1590, es destituido en 1591 de todos sus cargos, y queda como simple súbdito de la comunidad. Durante su viaje de vuelta a Segovia, cae enfermo en el convento de La Peñuela y es trasladado a Úbeda, donde muere la noche del 13 al 14 de diciembre.

sábado, 12 de diciembre de 2009

LA BATALLA

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en el semanario Brecha de Uruguay)


La batalla de Kosovo se libró el 28 de junio de 1389, cerca de Prishtina, en la llamada Llanura de los Mirlos. Las crónicas de la época permiten imaginar el campo de batalla de aquel 28 de junio. Las tropas serbias comandadas por el príncipe Lazar estaban acampadas en la orilla derecha del río Lab. El ala izquierda estaba dirigida por Dimitrije Vukovic, el ala derecha por el enviado del rey bosnio Tvrtko, y el centro a cargo del príncipe Lazar en persona; la reserva quedaba en manos del yerno del príncipe, Vuk Brankovic. No habían podido obtener ayuda del rey de Hungría por falta de tiempo, y varios de los señores feudales serbios estaban prestando servicios -paradojalmente- a órdenes del Sultán otomano en otros puntos del imperio en virtud de acuerdos previos de vasallaje.

El que se preparaba era un combate entre dos fuerzas que ya habían medido su pulso. Lazar había derrotado a los turcos en dos oportunidades, en 1381 y 1386. Su aliado, el rey Tvrtko de Bosnia, también los había vencido en 1386 y 1388. Por eso los otomanos habían decidido formar un ejército invencible al mando del propio Sultán para castigar esas afrentas. Su avance fue incontenible. Tomaron la ciudad de Nish luego de un sitio de 25 días, y el soberano otomano envió un mensaje al príncipe serbio que, de acuerdo con la literatura épica balcánica, decía: “Oh Lazar! Zar! Señor de todos los serbios, lo que nunca ha sido nunca podrá ser:una única tierra en manos de dos señores,un único pueblo tributando doblemente; No podemos reinar juntos,entonces envíame todas las llaves y todos los tributos,las llaves de oro que abren todas las ciudades,todos los tributos de estos siete años,y si tú no me envías todo esto de una sola vez,lleva tus ejércitos a la llanura de Kosovo,y allí nos dividiremos el país con nuestras espadas”



Un capitán griego al servicio de los otomanos, Evrenos Bey, conocía las costumbres cristianas ortodoxas por lo que aconsejó al Sultán atacar en las primeras horas de la mañana, cuando los nobles serbios estarían participando del servicio religioso. Así lo hicieron y tomaron al enemigo por sorpresa. A pesar de eso, el comienzo no fue favorable a los turcos. El historiador otomano Neshri, cronista al servicio de Murad, escribió: “Los arqueros de los fieles lanzaron sus flechas desde ambas orillas. Numerosos serbios se pusieron de pie como si fueran montañas de hierro. Cuando se hizo un pequeño claro en la lluvia de flechas, ellos comenzaron a moverse, y pareció como si las olas del Mar Muerto estuvieran rugiendo...De pronto los infieles arreciaron contra los arqueros del ala izquierda, los atacaron de frente y, habiéndolos dividido, los hicieron retroceder. Los infieles destruyeron también otro regimiento y se pararon detrás del ala izquierda..Así, los serbios empujaron completamente ese flanco, y las confusas novedades del desastre comenzaron a difundirse entre los turcos bajando su moral...Bayazet, con el ala derecha, se había movido tan poco como la montaña que tenía a su lado. Pero vio que era muy poco lo que faltaba para que el Sultán perdiera todo su ejército”. Pero fue el propio Sultán el que volcó las cosas a su favor (algo muy adecuado para alimentar mitologías). Atacó el flanco de las fuerzas serbias y les causó considerables pérdidas.

viernes, 11 de diciembre de 2009

El rol de la épica
(Artículo de Roberto López Belloso publicado en el semanario Brecha de Uruguay)



La tradición también registra otras palabras, estas pronunciadas por el yerno de Lazar, Vuk Brankovic. Viendo la superioridad de las fuerzas del Sultán, le habría dicho: “podemos pelear, pero no podremos vencer”. A partir de ese momento comienza a tejerse el destino trágico del príncipe Lazar, que le llevaría a ser considerado santo por la iglesia cristiana ortodoxa. En esa reinterpretación de los hechos está el rol central de la serie de poesías épicas conocida como La Saga de Kosovo.

El paralelismo con el sacrificio de Jesús es intencionado y permanente. De acuerdo con la llamada Crónica del Monje Pahomije, la noche antes del combate Lazar tuvo su Ultima Cena. Le dijo a sus generales: “tres de ustedes están pensando en desertar de mis filas y pasar al bando de los turcos”. Miró a los sospechosos y les obsequió un copón de oro en prueba de amistad y les pidió que no lo traicionaran. Esa noche, Lazar fue a dormir convencido de que sería abandonado en lo peor del combate, y de que sólo podía confiar en su yerno, Brankovic, por lo que le encomendó las tropas de reserva para que fuera a cubrir el lugar que el supuesto traidor dejaría indefenso. En el momento decisivo la reserva debía entrar en combate. Pero no lo hizo. Vuk Brankovic mantuvo a sus doce mil hombres al margen de la batalla. Aunque Lazar se sintió perdido, en lugar de retroceder reunió en torno de sí a lo que quedaba de sus tropas y lideró un nuevo ataque, que también fracasó. Lazar fue tomado prisionero y la batalla estuvo perdida para los serbios. El noble que en un principio Lazar había pensado que lo traicionaría, en verdad se comportó con lealtad; se hizo conducir a la tienda del Sultán con la excusa de besar sus pies en señal de rendición, y lo apuñaló hasta matarlo. Y aquél en quien Lazar más confiaba, su yerno Brankovic, fue el que lo traicionó en el momento crucial de la batalla.

El destino trágico de Lazar continúa cuando, en cautiverio, es condenado a muerte por los otomanos en venganza por la muerte del Sultán. Uno de sus nobles, Krajimir de Toplica, pidió que le permitieran colocar su túnica debajo del lugar en el que sería decapitado el príncipe, para que su cabeza no cayera a la tierra. Antes de morir, cuenta la leyenda que Lazar pronunció sólo cinco palabras: “Dios mío, recibe mi alma”. Así Lazar tuvo su última cena, su traidor, sus leales, su pasión, sus últimas palabras, y su muerte. Su martirio, prefiere decir la tradición serbia.: “Las palabras de Cristo acerca del camino de sufrimiento que conduce al Reino de los Cielos, tiene su culminación en el martirio de Knez Lazar en Kosovo”.

El poema épico que reproducimos en recuadro aparte, responde a la interpretación que la tradición cristiana ortodoxa hace del “destino histórico de Serbia”. O para decirlo en palabras del Obispo ortodoxo Atanasije Jevtic, “la opción espiritual del pueblo serbio a favor del Paraíso aun por encima de la vida en la tierra se manifestó de la manera más completa y evidente en la opción trascendental hecha en la batalla de 1389. Esa opción implicó luchar a pesar de saberse derrotados de antemano por la más elemental lógica militar y fundó lo que el Obispo Jevtic ha llamado “la ética de Kosovo”. Esta visión está presente en la saga de poemas épicos sobre Kosovo, como en el poema llamado “La caída del Reino Serbio”, en el cual de acuerdo con la interpretación del citado religioso, “la derrota física de Kosovo fue transformada en una victoria espiritual, una filosofía cristiana del sacrificio trágico convertida en la base moral de la mentalidad de un pueblo”. Por eso el nacionalismo serbio da tanta importancia a esa derrota como elemento fundacional de su identidad.

jueves, 10 de diciembre de 2009

El contexto histórico

(Artículo de Roberto López Belloso publicado en el semanario Brecha de Uruguay)


La batalla de Kosovo fue la consecuencia inevitable del afán turco por conquistar Europa. Habían iniciado su campaña en 1356, cuando dejaron Asia y comenzaron una serie de luchas que les permitieron obtener las dos principales ciudades griegas del norte: Tesalónica y Adrianópolis, la actual Edirne turca. Teniendo en cuenta que el poder balcánico más importante de la época era la monarquía serbia (en 1345 un príncipe serbio había sido coronado Emperador de Serbios, Griegos y Albaneses) resultaba un desenlace natural que fueran estos monarcas los que unieran a los cristianos balcánicos para oponer un ejército poderoso al invasor musulmán.


regente húngaro Janos Hunyadi

Pero la de 1389 no fue la única batalla medieval que se libró en Kosovo. Hubo otra, 59 años más tarde, que fue decisiva para el control de los restos del Imperio Bizantino. La segunda batalla de Kosovo duró del 17 al 20 de octubre de 1448, y en ella los cristianos, esta vez comandados por el regente húngaro Janos Hunyadi (foto), resultaron nuevamente vencidos por los otomanos, ahora al mando del sultán Murad II. Se dice que lo que definió el combate fue el cambio de bando de los valacos, habitantes de lo que hoy es Rumania, que abandonaron a los cristianos y reforzaron a los musulmanes. Este gesto les valió a los Príncipes de Valaquia una amplia autonomía en los cinco siglos siguientes durante los cuales fueron dominados por los turcos, pero hizo fracasar el último intento serio de los balcánicos por salvar los jirones de Bizancio.

Cinco años más tarde, caía Constantinopla y terminaba así un período clave de la historia de la humanidad que se había iniciado un mileño antes con la partición del Imperio Romano. Los ecos de la cristiandad bizantina, u ortodoxa, todavía resuenan, sin embargo, en las iglesias eslavas y griega, tal vez porque la religión fue uno de los refugios en el que esas nacionalidades se protegieron de los más de quinientos años de dominio otomano. Todavía flamea la bandera imperial bizantina en los monasterios ortodoxos, y todavía el martes está considerado un día de mala suerte porque fue un martes el día en que cayó Constantinopla.

La segunda batalla de Kosovo (1448), históricamente, fue tanto o más decisiva que la del Campo de los Mirlos (1389), ya que fue gracias a la segunda batalla que los turcos tuvieron el camino libre para conquistar Constantinopla (1453), y fue dos años después de esa caída de la capital de Bizancio que lograron completar la ocupación de Serbia. Si se miran las fechas anotadas entre paréntesis -es difícil hacerlo ya que desde el presente todas parecen entremezcladas en ese borroso magma del pasado remoto- se puede detectar que entre 1389 y la caída total de Serbia mediaron sesenta y seis años, lo que relativiza la trascendencia real de la Batalla de Kosovo y vuelve más evidente que su importancia es esencialmente simbólica.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

SOBRE LA BATALLA DEL CAMPO DE LOS MIRLOS (KOSOVO)




...y de Jerusalén, del lugar sagrado,
voló un gran pájaro gris, un halcón,
que en su pico llevaba una golondrina.
¡Pero espera! No es un halcón.
Es un santo. El sagrado San Elías:
y no lleva consigo una golondrina
sino una carta de la madre de Dios.
Lleva la carta ante el Zar en Kosovo
y la coloca en sus rodillas
que se estremecen.

Y es la propia carta la que le habla al Zar:
“Lazar! Lazar! Zar de noble familia,
¿Qué reino es aquél que más deseas?
¿Elegirás hoy una corona celestial?
¿O será terrenal aquella que elijas?
Si elijes la de este mundo,
entonces firmes sillas de montar
tendrán tus caballeros,
haz que desenvainen sus espadas
y que desciendan a la llanura atacando contra
los turcos: tu enemigo será destruido.
Pero si elijes el reino de los cielos
construye una iglesia
-no de piedra, sino de seda y terciopelo-
reúne a tus fuerzas y tomen el pan y el vino,
porque todos deberán perecer, perecer completamete,
y tú, Oh Zar, tú deberás perecer con ellos”.

Y cuando el Zar hubo escuchado estas sagradas
palabras
meditó, pensó en cada una de ellas:
“Oh, Dios adorado, ¿qué debo hacer? ¿y cómo?
¿Debo elegir lo terrenal? ¿Debo elegir
los cielos? Y si elijo el reino,
si elijo el reino de esta tierra ahora,
los reinos terrenales son cosas pasajeras,
y los reinos celestiales,
furiosos en la oscuridad,
duran
eternamente”

Y Lazar eligió el paraíso, no la tierra,
y levantó una iglesia a la medida de Kosovo
-no de piedra, sino de seda y terciopelo-
y convocó al Patriarca de Serbia,
convocó a los doce más altos obispos,
y reunió a sus fuerzas, las trajo consigo
para tomar el pan y el vino.
Y tan pronto como Lazar dio sus órdenes,
ellos cruzaron la planicie de Kosovo,
precipitándose sobre los turcos.


(Traducido por Roberto López Belloso, en base a la versión inglesa de John Mathías y Vladeta Vukovic)

John Mathías, co-traductor junto a Vladeta Vuckovic de la más reciente de las versiones inglesas de esos textos, asegura que los poetas anónimos balcánicos estaban influidos por los romances españoles sobre la lucha entre la Cristiandad y el Islam. Otro estudioso del tema, Svetozar Koljevic, refuta cualquier influencia externa y asegura que se trataba de canciones épicas escritas por campesinos y pastores que luego fueron adaptadas por las cortes en el exilio a la métrica con la que se conocen actualmente. Todos coinciden, sin embargo, en dos aspectos: la versión más autorizada que puede leerse hoy en día es la del polémico musicólogo y lingüista serbio Vuk Stefanovic Karadzic, considerado el ideólogo de la lengua serbocroata y, por lo tanto, visto por los croatas como el negador de la especificidad de su idioma nacional en favor del expansionismo cultural serbio; y un elemento indisoluble de estos cantares es el acompañamiento con la gusla.



Se trata de un instrumento de una única cuerda, de sonido monótono y lastimero, símbolo de supervivencia cultural para los serbios. De la gusla habla Ivo Andric en su libro Un puente sobre el Drina, a la gusla le cabe un papel simbólico en Tres cantos fúnebres por Kosovo de Ismail Kadaré y, para no desmentir la idea de Matvejevic sobre la utilización del mito en beneficio de los nacionalismos radicales.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Pearl Harbor

jueves, 3 de diciembre de 2009

miércoles, 2 de diciembre de 2009

martes, 1 de diciembre de 2009

Simo Häyhä: "La muerte blanca"

SIMO HÄYHÄ (17-DIC-1905-1º-ABRIL-2002) Apodado por los sovieticos "BELAYA SMERT" LA MUERTE BLANCA.
Este soldado Finlandes es considerado el mejor francotirador de la historia, con 505 enemigos muertos, la mayoria oficiales (algunos datos lo elevan a 542)

Nacido en un pequeño poblado en la frontera finlandesa con Rusia, iniciando su carrera militar en 1925, durante la Guerra de Invierno de 1939-1940 entre Finlandia y la Union Soviética, sirvió como francotirador contra el invasor ruso, actuando a temperaturas que oscilaban entre los 20 y los 40 grados centígrados bajo cero y vestido completamente de camuflaje blanco, Häyhä abatió a mas de 505 soldados soviéticos confirmados, cifra que se eleva a 542 en datos extraoficiales, el recuento de los blancos se llevaba a cabo en el campo de batalla por los mismos francotiradores finlandeses. Häyhä utilizaba una variante finlandesa del fusil soviético Mosin-Nagant, el rifle M-28 PYSTYKORVA.

Simo preferia no usar mira telescópica para no aumentar el tamaño del blanco que ofrecia al enemigo durante los combates y porque con frecuencia, los francotiradores eran delatados por el
reflejo del Sol en las lentes de las miras, ademas, su corta estatura (1.52m), Le fue de gran ayuda a la hora de pasar inadvertido en el combate.

Ademas de sus bajas con el fusil, Simo tiene acreditadas otras doscientas con un subfusil, todas las bajas que este tirador inflingiṕ al ejercito sovietico se produjeron en un espacio de tres meses. El 6 de Marzo de 1940,HÄYHÄ fue herido en la cara por una bala explosiva enemiga, antes de esto los rusos elaboraron multitud de planes para acabar con el, incluyendo el envio de francotiradores y ataques de artilleria, que solo consiguieron mas bajas en sus filas, se asume que el disparo que le hirió fue realizado al azar, y las heridas le produjeron un coma.
Simo fue rescatado por sus compañeros, quienes relataron posteriormente que "la mitad de su cara habia desaparecido". El 13 de Marzo, el mismo en el que se firmó el armisticio entre la Unión Soviética y Finlandia, SIMO HÄYHÄ recuperó la consciencia, tras la guerra, fue ascendido de Cabo a segundo Teniente por el mariscal de campo Mannerheim. Ni antes ni despues ningún soldado había obtenido un ascenso en circustancias tan dramáticas en la historia militar de Finlandia.

Preguntado en 1998 como lleǵo a ser tan buen tirador, simplemente contesto que "practicando" sobre su oneroso record de bajas enemigas, decia que "hice lo que se me ordenó lo mejor que pude".